"Erase una vez un gnomo que siempre estaba viajando.
Contaba historias fascinantes y
todos los habitantes del bosque le querían mucho.
Era un gnomo muy simpático.
Como siempre viajaba no había tenido tiempo
de encontrar una casa
y cuando llovía buscaba cobijo debajo de los arboles.
"Pobre gnomo, no tiene casa"
-decía la ardilla-
Así que mi hijo le construyo la de la imagen superior
con antena incluida
muy parabólica..."
A veces, resulta conveniente, encontrar un lugar para descansar,
en lugar de ir siempre corriendo en busca de lo externo...
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