Fuente imagen: flickrhivemind.net
Me encontraba en una estación de autobuses oscura y fría.
Pasajeros esperando el auto-bus, inquietos, mirando los relojes.
En un banco, dos extranjeros hablando un idioma desconocido para mi.
Sonreían, parecían felices, no afectados por el reloj,
¡ni siquiera llevaban uno!
El señor mayor reía, le faltaban algunos dientes,
que paz transmitía...
Me senté en un extremo del banco, sonreían, hablaban, gesticulaban.
Llegó mi auto-bus, se re-alineó la inmensa cola, me puse en la cola
y que cambio de energía, como picaba, chirriaba...
Y me dije: -¡Cómo pica!
Desde mi ventana observe el banco y a los dos extranjeros,
que seguían hablando, riendo y viviendo.
Fuente texto: Luna Perez
Me senté en un extremo del banco, sonreían, hablaban, gesticulaban.
Llegó mi auto-bus, se re-alineó la inmensa cola, me puse en la cola
y que cambio de energía, como picaba, chirriaba...
Y me dije: -¡Cómo pica!
Desde mi ventana observe el banco y a los dos extranjeros,
que seguían hablando, riendo y viviendo.
Fuente texto: Luna Perez
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