Es interesante observar
que llamamos parásito a un humano que vive a expensas de otro,
cuando podría él
mismo satisfacer sus necesidades.
La persona que tiene parásitos
se deja
parasitar por los demás, y sobre todo,
por sus pensamientos y
su forma de
vivir.
Los niños tienen muchos de ellos porque se
dejan invadir demasiado por el mundo adulto.
Se sienten obligados a esforzarse
en no ser ellos mismos para que los adultos los quieran.
También sucede con
frecuencia que una persona atrapa parásitos durante un viaje a otro país.
Cuantos más de estos organismos tiene una persona,
más mensajes recibe que le
da demasiada importancia
a los detalles que no la tienen
y que la invaden y
ocupan demasiado espacio.
Gracias a estos parásitos, tu cuerpo te dice que nadie puede
parasitarte si tú no se lo permites.
Sólo tú puedes dejarte invadir.
No
necesitas esforzarte para SER otra persona,
creyendo que así te querrán más.
Tienes todo lo necesario para ser una persona
digna de ser amada y aceptada.
Respétate y los demás te respetarán.
No dejes entrar ningún pensamiento o
creencia inútil,
del mismo modo que no dejarías entrar
a cualquiera en tu casa.
Fuente texto: http://www.sanateysana.com/diccionarioemocional.html
Fuente imagen: www.salud-natural.com
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