miércoles, 18 de mayo de 2016

Entre maestros y alumnos




 Fuente imagen: www.andaluciaceativa.com

SER UNA MAESTRA DE NUESTROS DÍAS
Y es que de sencillo y fácil, nada de nada.
Ser profe en nuestros días tiene lo suyo y 
en eso andaba meditando yo estos días 
cuando se me ocurrió escribir un diario, 
por eso de mantener la paz mental 
y el equilibrio reequilibrante.
Y claro, con eso de motivar a la audiencia y
 de motivarse a uno mismo en el momento 
más trágico de nuestra realidad, 
me acordé de la maestra de mi madre, 
Doña Bernardina, 
que Dios la tenga en su seno,
 que se lo ganó a lo grande.
En el pueblo de mi madre habían dos escuelas, 
una para niños con su maestro Don Manolo 
y otra para niñas con su maestra Doña Bernardina, 
la cual estaba aquejada de dolores de cabeza, 
y como no los iba a tener si cada día 
su trabajo consistía en lidiar con un pelotón de niñas
 que en lo último que pensaban 
era en su formación escolar.

- Niñas, callaros- soltaba Doña Bernardina en un grito-
- que me duele la cabeza.
Y las niñas, de callarse nada de nada,
seguían hablando como de costumbre.
Y es que en el fondo, 
estamos muy aferrados a la tradición, 
la memoria celular de nuestros ancestros 
sigue recorriendo nuestro 
torrente sanguíneo.
Fuente texto: extracto de "Diario de una maestra"
MJG 

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